La importancia del lenguaje: cómo hablamos de los caballos.

La importancia del lenguaje: cómo hablamos de los caballos.

Últimamente he estado pensando mucho en cómo influye nuestro lenguaje y las palabras en la relación con los caballos.

Como en todas las relaciones y en todas las interacciones, declaraciones, pensamientos, el lenguaje que usamos para referirnos a los caballos sí importa.

¿Por qué? Porque a través de las palabras y frases que elegimos, vamos construyendo la realidad. Hasta nuestras acciones y decisiones se van moldeando bajo el tono de lo que decimos en voz alta.

Los caballos son animales de presa, extremadamente nobles y guiados por un poderoso instinto de conservación que comanda todas sus acciones. Ellos no entienden conceptos humanos como el bien o el mal, tampoco pueden interpretar lo que ven: ellos viven en el presente y todo lo que hacen se basa en hechos y percepciones que tienen en un momento dado. Un caballo jamás guarda rencor por algo, o “se pone pesado”. A veces escucho frases como “me odia porque no lo vine a ver ayer”, “está enojado conmigo” o peor aún “este huevón no quiere hacer x cosa”. Al oír esto mientras veo a un hermoso e imponente caballo de salto intentando hacer un movimiento con las espuelas clavadas en sus flancos, sólo puedo sentir pena e impotencia. Un animal precioso que está ahí para esa persona sin elección, sin voz más que sus gestos y movimientos, bello, honorable, tratado como cualquier cosa sin valor, como un sirviente, un esclavo caro. 

Para ser mejores personas con los caballos debemos estudiar lo que se sabe de su comportamiento y naturaleza, y así empezar a entenderlos mejor y dejar de atribuirles conductas humanas. Los equinos son simples, además muy inteligentes y afectuosos con quienes los hacen sentir seguros y confiados.

En sus millones de años de evolución han desarrollado un lenguaje corporal extremadamente refinado y sutil, silencioso y discreto. Leen la energía de otros y se adaptan en consecuencia.

Cuando logramos entrar en el círculo de confianza de un caballo, él nos regala una amistad incondicional y es capaz de hacer todo lo que le pedimos desde su corazón abierto y dispuesto. Si nos preocupamos de montar lo mejor posible, de no usar ayudas abusivas y de darle una vida con sus necesidades básicas cubiertas, tendremos al mejor compañero de vida que podamos imaginar.

🦄Si tu caballo de pronto deja de hacer lo que le pides, se ve enojado, corcovea, rehúsa, o aparecen conductas donde te dicen que “se porta mal” o “anda tonto”, etc., mira más allá.
Quizás le duele algo, le calza mal el equipo, o miles de posibilidades que no involucran “maldad”.

Una vez que cambias el lenguaje, aparecerán respuestas a misterios y podrás empatizar mejor con tu compañero, que jamás querría ser malo contigo o hacerte daño. Observa siempre los hechos y no los interpretes desde un punto de vista humano.

Y piensa: como tratamos a los animales suele ser similar a como tratamos a los niños y a otras personas. 

🐴🤎 Espero que esto te ayude y que abra nuevas puertas para ti y tu caballo.

Back to blog